Esto implica una cosa: la paz, la prosperidad y la confianza futuras dependen no solamente de nosotros mismos, sino también del éxito de todas las naciones.
Últimamente, las amenazas a la paz provienen principalmente de las luchas internas y dichas amenazas, como nosotros mismos hemos comprobado, no se detienen en las fronteras nacionales.
Sin embargo, hoy sí tenemos opción y no optaremos por ungir a seis Estados con privilegios especiales y designarnos a nosotros mismos Miembros de segunda clase de la Organización.
Tenemos el deber para con nosotros mismos y para con las generaciones futuras de garantizar el acceso seguro y sostenible al espacio y su utilización para fines pacíficos.
Es importante observar que los objetivos de desarrollo del Milenio son muy similares a los objetivos que nosotros mismos nos trazamos en el contexto de nuestra propia estrategia económica.
En primer lugar y ante todo debemos recordarnos a nosotros mismos el alcance que pueden tener el nacionalismo chovinista y que las filosofías de la negación pueden ser perniciosas.
En vista de que la responsabilidad primordial del desarrollo recae en cada país, nosotros mismos debemos redoblar nuestros esfuerzos para hacer frente a los problemas que impiden el desarrollo.
Australia tiene la firme esperanza y la firme convicción de que, mediante esfuerzos concertados, podremos hacerlo, y de que podremos demostrarnos a nosotros mismos que somos dignos de quienes sacrificaron su vida.
Ese proceso de reflexión es continuo, pero parte de la respuesta consiste en recordarnos constantemente a nosotros mismos que está mal achacar a toda una comunidad la responsabilidad de los actos de unas personas concretas.
Por ello, nunca podremos agradecer lo bastante a las Naciones Unidas y a toda la comunidad internacional el hecho de que vinieran a socorrernos y estuvieran a nuestro lado cuando no podíamos valernos por nosotros mismos.
Y que como él, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de trabajar no solo por nosotros mismos, sino por el mejoramiento del mundo que nos rodeaba.
Podríamos haber aprendido un buen para de lecciones de Haw ya que, ciertamente, no fuimos capaces de reírnos de nosotros mismos y cambiar lo que estabamos haciendo.
En la vida es genial contar con los demás, pero antes de nada, tenemos que aprender a cuidarnos a nosotros mismos y a ser responsables con nuestras tareas.